martes, 4 de septiembre de 2012

Un instante para el recuerdo; por Joaquín Ronda Pérez

"UN INSTANTE PARA EL RECUERDO"
Joaquín Ronda Pérez

http://orcid.org/0000-0002-4230-4075
(Artículo publicado en la Revista Festes Patronals Mare de Déu de Loreto
25 Agost-8 Septembre 2012 - Duanes de la Mar - Xàbia)




1. Historia de una foto


Durante el proceso de catalogación del legado documental del cronista Adolfo Salvá y Ballester (Callosa d’en Sarrià, 1885-1941), hallamos una antigua fotografía, de 11 cm de altura por 15,5 cm de ancho, sobre soporte de cartón.
La fotografía
 
La fotografía, en un estado estimable de conservación, representa en primer plano un grupo de personas, 15 hombres, 4 mujeres y 4 niños, acompañados por un perro, que miran de frente a la cámara. La actitud de uno de estos individuos, un varón adulto situado en medio de todos, transmite una sensación festiva: su brazo extendido sujeta en la mano algo parecido a una botella, como si brindase, mientras le dirige al fotógrafo unas palabras que despiertan la hilaridad de los presentes.
Por detrás del grupo se alza un faro, flanqueado por otros dos edificios, y un mástil, con banderas de señalización ondeando al viento, cuya traviesa horizontal sostiene dos figuras humanas. El firme, sobre el que asientan hombres y edificios, está formado por matorrales entreverados en una superficie de lapiaces.
Alguien muy meticuloso, consciente de la importancia del momento, anotó discretamente sobre el retrato, el lugar, la fecha y el nombre del autor de la fotografía, utilizando una pluma. Leyendo de izquierda a derecha, las tres inscripciones dicen literalmente: “Cabo de S. Antonio”, “N[1]. Ávila fº”, y “8 Mayo 1894”. La segunda, y tercera leyenda están escritas aprovechando el blanco calcáreo de la roca.
En nuestro deseo de profundizar en el conocimiento de la fotografía, recurrimos al amigo Juan Codina. Gracias a su erudición, tuvimos conocimiento de que la fotografía debió de tomarse con motivo de la inauguración del faro del Cabo de San Antonio en Xàbia. Para corroborarlo nos proporcionó un apunte hemerográfico:
1894 (1 de mayo) (Semáforo) se inauguró el Semáforo del Cabo de San Antonio siendo el primer vigía D. José Tomás Zaragoza, de Villajoyosa, y 2º D. Vicente Moll Español, de Jávea. Fue construido del 1892 a 1894 por el maestro de obras José Cardona Salines, de ésta, bajo la dirección de los ingenieros navales D. Felipe Briñas (que hizo los planos y estudios), D. Alejo Martorell y D. Carlos Halcón, que dirigieron las obras”[2].
La primera cuestión que nos planteamos al escribir este artículo fue la de intentar averiguar, cómo llegó esta fotografía a mezclarse entre los papeles de Adolfo Salvá. Era evidente que éste no era su primer propietario, Salvá sólo contaba con nueve años de edad en 1894, y nuestra atención se focalizó en su padre, el registrador de la propiedad José Salvá y Pont (Tàrbena, 1825 - Callosa d’en Sarrià, 1896). José Salvá tenía relaciones familiares en Xàbia; su esposa, Salvadora Ballester y Ballester, tenía una hermana, Ana María, casada con Francisco Salvador Español, farmaceútico de Pedreguer nacido en Xàbia, cuyo hermano José, también farmaceútico, ejercía la profesión en Xàbia.
José Salvá y Pont (Tàrbena, 1825 - Callosa d’en Sarrià, 1896).
Fotografía de J. Marosi (Novelda).
El segundo interrogante que nos surgió fue el de identificar al responsable de la fotografía. Consultando la página de internet de la biblioteca valenciana, resolvimos que las iniciales N. Ávila corresponden al fotógrafo Nemesio Ávila y Ginés[3].
Nuestra curiosidad por “leer la fotografía” fue en aumento; buscando aquí y allá, y gracias a los adelantos técnicos de los que en la actualidad disponemos, podemos exponerle al lector de este artículo algunas noticias históricas sobre el semáforo del Cabo de San Antonio hasta 1894, año en que Nemesio Ávila fijó para la posteridad un acontecimiento digno de figurar en los anales pretéritos de Xàbia.  
2. Breve genealogía del semáforo del Cabo de San Antonio
El hito fundacional de la historia contemporánea del alumbrado marítimo en España es la creación, el 4 de enero de 1842, por el General Espartero, a la sazón regente del Reino, de una Comisión de Faros, integrada por ingenieros civiles y militares, dentro de la Dirección General de Caminos, Canales y Puertos.
Los trabajos de esta Comisión se plasmaron, ya en tiempos de Isabel II, en la redacción de un Plan General de Alumbrado Marítimo de las Costas, Puertos de España e Islas Adyacentes, aprobado por Real Decreto el 13 de septiembre de 1847, que preveía la construcción de 45 faros de primer, segundo y tercer orden, en un plazo de cuatro años.
Como consecuencia de la ejecución de este Plan, el 6 de diciembre de 1851, se licitaba en pública subasta la contratación para habilitar la torre vigía del cabo de San Antonio de Xàbia como torre del faro, más la construcción de las habitaciones correspondientes, con un presupuesto de 57.500 reales[4]. El faro no empezó a funcionar hasta el 1º de enero de 1855; consistía en una luz de color natural de aparato catadióptico de segundo orden, con eclipses de 30º en 30º, y un alcance medio de 19 millas[5].
El 30 de octubre de 1861 se puso en marcha un nuevo faro en el Cabo de San Antonio. En un emplazamiento distinto, aunque próximo al que ocupaba anteriormente, el constructor Lepante erigió una torre cilíndrica blanca de 16 metros de altura, que se alzaba 174,1 m sobre el nivel del mar. Unida a la torre se anexó la habitación para los tres torreros que exigía su servicio. La luz continuaba teniendo las mismas características que el antiguo faro de la torre vigía[6].
Los faros de la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX eran muy similares: un edificio generalmente de una planta, normalmente con dos viviendas para sendos torreros y sus familias, y una torre para el fanal, de mayor o menor altura según las necesidades del plano focal de la luz, sobre la cota del terreno de asiento. Las torres podían estar situadas sobre el cuerpo de la vivienda, semiempotradas a dos alturas, o francamente separadas[7].
A partir de la década de los ochenta del siglo XIX se produjeron una serie de adelantos técnicos, que fueron introduciéndose paulatinamente en el alumbrado marítimo. Uno de estos cambios fue la sustitución de las lámparas mecánicas, que utilizaban el aceite de oliva como combustible, por las del tipo Doty y Maris, que llevaban incorporadas en su interior las mechas para la combustión y empleaban parafina, lo que significó una mejora en el alumbrado nocturno.
Otro perfeccionamiento se produjo en el sistema de destellos. Tradicionalmente las rotaciones de las ópticas repetían las ráfagas de luz en intervalos de uno o dos minutos. Conforme la velocidad de la navegación se fue acelerando se requirió una disminución del tiempo de parpadeo, lo que se consiguió reemplazando los rodillos de bronce cónicos por los cilíndricos; posteriormente el sistema se sofisticó con los basamentos de flotador de mercurio y los de juegos de bolas[8].
Es también durante esta época cuando empieza a generalizarse un nuevo concepto en el alumbrado marítimo: la estación electro – semafórica; se trataba de unificar en un mismo punto estratégico dos funcionalidades de extrema necesidad en los transportes y comunicaciones finiseculares. Según una definición contemporánea, “una estación electro – semafórica es una casita convenientemente colocada en un punto elevado y saliente de la costa; en ella hay una estación telegráfica que comunica con la más próxima de la red general, y en su parte más elevada un aparato que sirve para comunicar, por medio de señales, con los buques que pueden cruzar a la vista”[9].
Es verosímil pensar que los avances técnicos, unidos a la creciente pujanza económica de la Marina Alta y su incesante tráfico comercial, son los años dorados de la exportación de la pasa, dejaron obsoleto el faro del Cabo de San Antonio. Lo cierto es que en noviembre de 1883 se licitaron las obras necesarias para la construcción de un edificio destinado a estación electro – semafórica por la cantidad de 25.321,29 ptas[10].
Según testimonios de la época, en el año 1889 el semáforo todavía no se había completado porque, entre otras cosas, los aparatos ópticos y telegráficos no habían llegado desde su almacén en el Arsenal de Cartagena[11]. Para mayor abundamiento, el edificio presentaba una serie de inconvenientes tanto para el cumplimiento de sus servicios, era demasiado bajo y dejaba ángulos oscuros en la observación de los torreros[12], como para la comodidad del personal, en la vivienda apenas cabían los dos oficiales y el ordenanza destinados a este emplazamiento[13]. La estación resultó desastrosa y en el año 1892 “se dio por inútil, sin llegar a prestar servicio”[14].
El fracaso del semáforo proyectado el año 1883 forzó a la confección de una nueva estación electrosemafórica en 1894. La redacción del plan fue encargada a Felipe Briñas y Rueda (Guadix, 1864 – Barcelona, 1935), ingeniero primero de la Armada[15]. La subasta de su construcción se verificó el 1º de mayo de 1893; justo un año después se produjo su apertura pública[16].
Como ya dejamos dicho, la construcción se adjudicó a José Cardona Salines[17]. Los ingenieros directores fueron Carlos Halcón y Gutiérrez de Acuña, ingeniero primero, y Alejo Martorell Guinjoán, ingeniero jefe de segunda clase, ambos destinados en el Arsenal de Cartagena[18], departamento marítimo del que dependían los faros de la costa alicantina.
De los dos primeros vigías que estrenaron este semáforo sólo podemos aportar algunas pinceladas biográficas sobre uno de ellos, Vicente Moll Español. Natural de Xàbia, según Godofredo Cruañes, obtuvo la plaza para estudiar en la carrera de vigías de semáforos en junio de 1887[19]. Alcanzó el grado de teniente de navío de la Armada, y fue Ayudante de la Comandancia de Marina en Benidorm. Se casó en Sant Carles de la Ràpita con Josefina Llanes Rosales, hija de un antiguo alcalde de esta localidad[20], a la que quizás conociese estando destinado en el faro de esta localidad.
Como colofón, queremos lanzar un reto a todos los amantes del pasado de Xàbia; éste es, que se animen a redactar una historia exhaustiva sobre el faro del Cabo de San Antonio, emblema superlativo de la ingeniería marítima de esta localidad. A lo largo de su prolongada existencia, el faro, ha facilitado los transportes y las comunicaciones por todo el Mediterráneo, salvando muchos barcos y vidas humanas del naufragio; en definitiva, ha contribuido a hacer la comarca de la Marina más próspera y accesible.
  
            En Callosa d’en Sarrià, junio 2012







[1] Esta N está escrita a la inversa.
[2] Cruañes Signes, Godofredo, “Efemérides históricas de la villa de Jábea”, Xàbiga, nº 1, 1986. pág. 77. 
[3] Esta entidad posee entre sus fondos tres fotografías de este autor, pertenecientes a la colección de José Huguet Chanzá. La única que esta datada es de 1899.
[4] Diario Oficial de Avisos de Madrid, 26 de octubre de 1851.
[5] Noticia de los faros, fanales y luces de puerto de las Costas de España en el Oceáno y Mediterráneo, islas adyacentes, y posesiones en África y Ultramar, Madrid, 1856, pp. 20-21.
[6]; NAVAS GUTIÉRREZ, Mariano y MARTÍNEZ TERCERO, Enrique, “El Faro alumbra la mar y marca la tierra”, Informes de la construcción, vol. 55, nº 489, enero-febrero 2004, p. 18.
[7] “Estado general del alumbrado marítimo de las costas y puertos de España, islas adyacentes y posesiones de África en 1º de junio de 1868”; Gaceta de Madrid, nº 286, 12 de octubre de 1868.
[8] FERNÁNDEZ, Ángel J., “Historia de los faros y del servicio de señales marítimas en España”, Monográfico por el centenario de la Revista e Obras Públicas, tomo I, Madrid, 1953, pp. 195-196.
[9] Revista de Telégrafos, nº 15, 1 de julio de 1866.
[10] Gaceta de Madrid, nº 323, 19 de Noviembre de 1883.
[11] La Época, 22 de marzo de 1889.
[12] Noticia extractada de El Fomento de la Marina publicada en Las Provincias, 10 de octubre de 1885.
[13] Las Provincias, 18 de mayo de 1887.
[14] La Ilustración Ibérica, 9 de junio de 1894, p. 355.
[15] Briñas tuvo una dilatada carrera dentro del cuerpo de la Armada: ingresó como alférez de número en 1885, y obtuvo el retiro siendo general de brigada al cumplir la edad reglamentaria en 1928. Desempeñó destinos y comisiones tanto en el exterior (Filipinas, Hong Kong y Francia), como en la península, donde fue ingeniero jefe en el dique de Mahón y Jefe del Ramo de ingenieros del arsenal de Cartagena. A lo largo de su exitosa vida profesional fue premiado con diversas condecoraciones y cruces: Mérito Naval, Medalla de Alfonso XIII y la Gran Cruz de San Hermenegildo; Gaceta de Madrid, nº 49, 18 de febrero de 1923; nº 322, 18 de noviembre de 1926; nº 153, 1 de junio de 1928. Dato de la defunción en ABC, 16 de mayo de 1935.
[16] El Correo Militar, 7-04-1893.
[17] Mestre d’obres, a los 37 años obtiene el título de Agrimensor en la Academia de Bellas Artes de Valencia, según consta en el Archivo de la Universidad de Valencia. Construyó las 13 capillitas del vía crucis del Calvario. Levantó los planos topográficos de la Colonia Agrícola Portichol (El Progreso. 16 de julio de 1885). Falleció el 22 de septiembre de 1911 en la Barranquera a los 81 años de edad. Tatarabuelo de Juan Bta. Codina Bas. Datos facilitados por Juan Bta. Codina Bas.
[18] Guía oficial de España, 1894, p. 543.
[19] El Liberal: diario político y de intereses materiales, Año II, nº 430, 24 de junio de 1887.
[20] Diario de Tortosa, 24-04-1913.


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